lunes

La frontera

La frontera es una singularidad que trasciende a muchos ámbitos de la vida humana. La frontera puede ser geográfica, política, cultural, lingüística, económica, religiosa y a veces todas a la vez.

Dice Mayor Zaragoza; “En un mundo cada vez más pequeño, donde predomina la diversidad, de nada sirve atrincherarse, replegarse en sí. El mejor medio de sobrevivir para abordar una nueva dimensión de la existencia consiste en saber vivir con el otro, y escucharlo. La tolerancia no es soportar al otro; es conocerlo, comprenderlo, respetarlo e incluso -¿por qué no?- admirarlo”. Conocer y valorar la música del otro lado de la frontera, de cualquier frontera, es algo que a mí me enriquece, me universaliza. El jazz es una música eminentemente libre, y la improvisación así lo demuestra. “Solo el que sabe es libre, y más libre el que más sabe. La cultura es el fundamento de la libertad” decía Unamuno, y como sabemos, la libertad no está en la luz, sino en la duda, no en lo demostrable sino en lo presumible. Desconfío de mis certezas… y de las tuyas. Por lo tanto, la formula de información más reflexión igual a conocimiento parece adecuada. Y para mi que el jazz estimula la reflexión.
El jazz a lo largo de toda su historia a sido un gran lugar de mestizaje, de músicas silentes, de creación y de intuición, de aceptar al diferente y admirarlo si era merecedor. Algunos músicos, estando tan limitados en sus medios para cambiar la sociedad, ¡han hecho tanto!, han dado un tremendo empujón, no siempre en la misma dirección es cierto, y han provocado convulsiones planetarias en las conciencias individuales y colectivas. Estos artistas son, entre otros, el reducto que queda de la creatividad de una sociedad sin ideologías y por lo tanto sin ideólogos. En una sociedad fútil de consumidores obedientes el arte es una de las herramientas transfronterizas que sustancian las diferentes culturas en su diversidad y su riqueza.

La frontera



Hoy vuelvo a la frontera
Otra vez he de atravesar
Es el viento que me manda
Que me empuja a la frontera
Y que borra el camino
Que detrás desaparece

Me arrastro bajo el cielo
Y las nubes del invierno
Es el viento que las manda
Y no hay nadie que las pare
A veces combate despiadado
A veces baile
A veces… nada

Hoy cruzo la frontera
Bajo el cielo
Es el viento que me manda
Bajo el cielo de acero
Soy el punto negro que anda
A las orillas de la suerte

Lhasa de Sela

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